1.    Un enfoque globalizador

Aplicar este principio significa tener en cuenta la necesidad de desarrollo global, integral y equilibrado (aspectos cognitivos, psicomotores y afectivos), y compatibilizarla con el modo global y sincrético (percepción en bloque) en que en esta etapa se percibe la realidad. Por tanto, un modo de enseñar en consonancia con el modo de aprender de los niños y niñas.

2.    Actividad y juego

Se trata de propiciar que niños y niñas desarrollen sus capacidades y los aprendizajes que les proporcionan por descubrimientos (ensayo-error), por inducción, que se obtienen a partir de las distintas experiencias que tienen la ocasión de realizar. Creemos que, en la medida en que les dejamos autonomía en un ambiente organizado, acompañado, con disponibilidad del adulto pero con respeto y sin invasión, ellos/as pueden realizar y vivir sus propias propuestas de juego.

Para el niño, la niña, jugar es tan importante como comer o dormir; para ellos/as, no hay diferencia entre unos tiempos y otros.

3.    Individualización y socialización

Nadie que no sea tenido en cuenta como ser humano único puede aportar al grupo una identidad que contribuya a formar la de todos y todas. Sentirse único ayudará al niño/a para aceptar a los demás como algo positivo, a quienes dar y de quienes recibir. Ser únicos, nos hace capaces de ser con todos. Este sentirse únicos lo pueden vivir los niños, de manera particular, en los momentos de cuidado, de atención a sus necesidades fisiológicas, vividas con tiempo, atención y ternura.

4.    Clima de afecto, seguridad y confianza

Si los niños y niñas tienen relaciones emocionales ricas y estables que respeten su ritmo personal, podrán aprovechar un entorno apropiado y podrán desarrollar la actividad autónoma que le servirá para alcanzar un desarrollo óptimo. Todas las actividades y momentos son susceptibles de ser vividas en este ambiente, pero de forma prioritaria lo serán los momentos de cuidado personal de los niños y niñas.

5.    Construir aprendizajes significativos

¿Qué significa esto a esta edad? Que se apoyen en lo ya sabido, que modifiquen esquemas de conocimientos, que contribuyan a desarrollar la capacidad de aprender a aprender, y sobre todo, que lo vivido-aprendido, sea importante para su vida (por necesidad, por interés, por posibilidad)

6.    El trabajo en equipo

Este elemento, propio del equipo, resulta ser un elemento metodológico fundamental para la educación de los niños y niñas. La participación del equipo en la reflexión, el debate y el consenso se convierte en una verdadera “investigación en acción”. Por otra parte, ¿cómo educar en la cooperación a nuestros niños y niñas cuando el equipo educativo no lo hace?

7.    La relación con las familias

Solo podremos contribuir al desarrollo integral de los niños y niñas si reconocemos y favorecemos que la tarea de su educación sea conjunta, un trabajo de equipo. No se trata, por tanto, de que la familia colabore con nosotros, sino de que hemos de colaborar cooperativamente para una causa común: la educación global de nuestros niños y niñas.